Publicado por elDiario.es el 19/10/2018
Han pasado más de diez meses desde aquella mañana en la que la activista Helena Maleno acudió a declarar por primera vez al Tribunal de Apelación de Tánger, acusada de un supuesto delito de tráfico de personas por las llamadas a Salvamento Marítimo con las que trata de alertar de vidas en peligro en el mar. Tras dos declaraciones aplazadas, dos interrogatorios en sedes judiciales y una fuerte campaña de apoyo por parte de la sociedad civil, llegó la espera.
El pasado 30 de enero, el juez marroquí encargado de la instrucción de la causa dio por finalizada la investigación, por lo que, según creían entonces fuentes cercanas a la defensa de la activista, se pronunciarían en las próximas semanas. Y hasta ahora. Nueve meses de silencio que, describe Helena Maleno, dispara la incertidumbre.
Cada día se levanta preparada para «lo peor y para lo mejor». Pegada al teléfono, la activista continúa su labor, la misma por la que su nombre se encuentra en el punto de mira de una causa en Marruecos. «Al principio, sentía mucha presión, he necesitado ayuda psicológica y ayuda especializada de otras defensoras de derechos humanos. He tenido que aprender y asumir cómo he sido torturada, cómo afecta a mi trabajo, a mi día a día, vivir con esta espada de Damocles», detalla la activista desde Tánger.
«Ahora estoy fuerte porque he aprendido mucho de la experiencia de otras personas que sufren persecución por su labor como defensoras de derechos humanos», reconoce la activista poco antes de enterarse de que el día siguiente debía acudir a comisaría a «responder unas preguntas» sobre su situación administrativa en Marruecos.
En paralelo a su espera, Maleno está teniendo complicaciones la renovación de su tarjeta de residencia en el país magrebí. La activista liga estas trabas en el trámite administrativo con la causa judicial pendiente. «Tener un proceso abierto afecta a otros derechos como la libertad de circulación o la residencia, y más siendo en una persona que vive en un país que no es el suyo», agrega.
El silencio que provoca su agonía procede del juzgado pero también, critica la activista, viene de las autoridades españolas. Desde su primera declaración ante el juez marroquí, la defensora de derechos humanos ha solicitado al Gobierno español la notificación oficial del archivo de la investigación iniciada en España por la Comisaría General de Extranjería y Fronteras (UCRIF). No se ha producido.
«Me siento desprotegida por el Estado español. Todavía hay muchas cosas sin esclarecer. Sabemos que fui investigada durante cuatro años por la UCRIF de forma extrajudicial. Un fiscal concluyó que no había delito y archivó la causa. Pero el expediente se había enviado a Marruecos y ahora estoy en esta situación», resume la defensora de los derechos de los migrantes. A su juicio, la responsabilidad de su situación es del Estado español.
Fuentes del actual Ministerio del Interior confirman que «la única investigación que hubo» contra Maleno «se cerró en 2016». «Ahora no hay nada, desde hace dos años no hay nada», aseguran desde el departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska.
Helena Maleno pide que el nuevo Gobierno «esclarezca y dé respuesta a la persecución» que asegura haber sufrido por parte de la UCRIF durante el Ejecutivo de Mariano Rajoy. «Hay una serie de irregularidades que indican que la Policía en el Estado español tienen poco control de sus actividades», añade la activista. «Me siento desprotegida», recalca. Durante su citación judicial, Maleno recibió asistencia del Consulado de España en Tánger, una atención a la que tienen derecho todo los ciudadanos españoles en el extranjero.
La ONU critica el «hostigamiento» contra Maleno
La activista ha recibido apoyo por parte de diferentes instituciones y organizaciones, como el Ayuntamiento de Madrid, el Parlamento de Navarra y diversas ONG, como Oxfam Intermón, que lanzó una campaña de recogida de firmas en favor de la activista. Un informe del relator de las Naciones Unidas para los defensores de derechos humanos denunció en marzo la «criminalización» de los activistas que defienden los derechos de los migrantes. «Algunos defensores como Helena Maleno incluso han sido acusados del delito internacional de tráfico de personas como resultado de su lucha contra prácticas ilegales como las ‘devoluciones en caliente», señaló Michel Forst.
El último espaldarazo a la activista española ha llegado también desde la ONU. La relatora contra las ejecuciones extrajudiciales, sumarias y arbitrarias ha cuestionado recientemente el «hostigamiento» sufrido por los activistas u ONG que, como Helena Maleno, se dedican a defender o rescatar a las personas migrantes que arriesgan su vida en el mar.
«Utilizan dos tácticas principales. La primera es acusar a las organizaciones humanitarias de contrabando», indica Angels Callamard, que cita el caso de la activista española. «Las autoridades marroquíes están investigando a Helena Maleno por tráfico de personas», apunta la relatora de la ONU.
«Hasta el momento no se ha dado a conocer públicamente ninguna prueba que indique que los agentes humanitarios que han sido denunciados se hayan confabulado con los traficantes», ha concluido Callamard. «Todo indica que los funcionarios del Gobierno acosan a los agentes humanitarios con investigaciones y denuncias procesales sin fundamento para convencerlos y convencer a otros de abandonar su labor».
A través de un sistema de alertas, su ONG, Caminando Fronteras, ha permitido el rescate de centenares de personas que trataban de llegar en inestables embarcaciones a las costas españolas. Por su denuncia social, la portavoz de Caminando Fronteras fue galardonada en 2015 con el Premio de Derechos Humanos «Nacho de la Mata» del Consejo General de la Abogacía Española.
La causa penal pendiente y el desgaste emocional de la espera ha coincidido en el tiempo con el aumento de las llegadas de personas migrantes en patera a las costas andaluzas. Este año se ha batido el récord de entradas irregulares a España. También se ha incrementado número de muertes de migrantes en su intento de atravesar esta ruta. Muchos de los rescates de Salvamento Marítimo han sido posibles gracias a las llamadas de Helena Maleno, que no ha frenado su actividad a pesar del «miedo» que reconoce haber sufrido.
«Sientes miedo. Te hacen valorar más tus actuaciones, tus denuncias: ‘Si hago esto, qué pasará’. Pero tienes que hacer lo que debes», responde Maleno.