La ruta de acceso a las Islas Canarias cobra relevancia en los últimos meses, reviviendo una realidad similar a la conocida en 2006. Pese a que es la que mayor mortalidad presenta, es cada vez más transitada: las personas asumen su peligrosidad ante la militarización de las rutas mediterráneas.
Hay quienes navegan desde las playas de Tan-tan y Tarfaya a bordo de barcas medianas, mientras que otros se embarcan en una travesía continental desde Mauritania, Senegal o incluso Gambia en cayucos de grandes dimensiones. Las comunidades en movimiento abordan un océano con mayores peligros donde el riesgo de perder el rumbo, las dificultades meteorológicas y las largas travesías son peligros presentes.