Publicado por El País el 29/12/2020 – Fotografía por Quique Curbelo
Un total de 2.170 inmigrantes han perdido la vida en su intento de llegar a España por las distintas rutas migratorias marítimas en 2020. De esta cifra, el 85% (1.851 personas) fallecieron en la llamada ruta canaria, la más peligrosa de Europa. Esta travesía registró 45 naufragios, según los datos recopilados por el colectivo Caminando Fronteras en su informe Monitoreo Derecho a la Vida 2020. Las siguientes rutas más peligrosas son la de Argelia (231), la del mar de Alborán (62) y la del Estrecho (26), según explica la ONG en su cuenta de Twitter.
“2020 ha sido uno de los peores y más trágicos años en las rutas migratorias de acceso al Estado”, asegura la Caminando Fronteras. “El enfoque del control migratorio por encima del derecho a la vida se ha visto reflejado en el desmantelamiento, la precariedad de los diferentes servicios de salvamento y la falta de coordinación entre ellos”.
La ONG ha elaborado este monitoreo a través de su teléfono de alertas y los relatos de supervivientes o de las familias que están en búsqueda de personas desaparecidas. Sus conclusiones arrojan que las muertes de quienes arriesgan sus vidas en el mar por las diferentes rutas han aumentado un 143% respecto a 2019, año en el que se contabilizaron 893.
La ruta de acceso a las Islas Canarias ha cobrado relevancia en los últimos meses, según la organización. En los últimos meses, las cifras de llegadas han alcanzado el pico registrado en 2006. A pesar de ser la que mayor mortalidad presenta, es cada vez más transitada dada la “militarización de las rutas mediterráneas”, según la web de la organización.
Los puntos de salida son varios, según los datos de la organización. Parte de los migrantes comienzan su travesía desde las playas de Tan-tan y Tarfaya (Marruecos) a bordo de barcas medianas. Otro punto preferido es Dajla, en el Sáhara. Otros, por el contrario, se embarcan en una travesía continental desde Mauritania, Senegal o incluso Gambia en cayucos de grandes dimensiones. “Desde Mauritania hemos constatado un mayor flujo, sobre todo de personas malienses después del golpe de Estado en Mali”, sostiene el informe. “En Senegal, los intentos de los jóvenes por una mayor democratización y los acuerdos de pesca con Europa que esquilman sus caladeros, arrebatándoles su fuente de subsistencia, los expulsa del territorio hacia una muerte probable”.
Los servicios de rescate solo pudieron recuperar 88 cuerpos frente a los 2.082 inmigrantes desaparecidos. Es decir, según sus datos, el 95,9 % de las víctimas quedaron en el mar. Hasta 33 embarcaciones desaparecieron sin dejar rastro de ninguno de sus ocupantes, según la cuenta de Twitter de la ONG. La organización ha contabilizado 88 naufragios en las diferentes rutas por la frontera occidental euroafricana: 45 en el trayecto hacia el archipiélago canario; 23 en la ruta de Argelia; 13 en la de Alborán y 7 en la del Estrecho de Gibraltar.
La ONG denuncia a su vez el rato recibido por las autoridades a aquellos que sí logran arribar a las costas canarias. “Durante nuestro trabajo hemos recibidos cientos de quejas de familiares que han sido criminalizados al acercarse a comisarías españolas para denunciar una desaparición en el mar; en algunos de los casos no pudieron ejercer el derecho a poner una denuncia”.
En conclusión, Caminando Frontras exige una mayor sensibilización de los actores que intervienen en los procesos de rescate, acogida e identificación de personas desaparecidas, el fin de la criminalización de la auto organización migrante que ofrece resortes que palían la mortalidad, el fin de la criminalización de las familias tanto en la protección de la vida de sus seres queridos, que se respete el derecho de las personas desaparecidas a ser buscadas, y las muertas a ser identificadas, informadas a sus familias y enterradas con dignidad; y el reconocimiento por parte de los estados de las víctimas de las fronteras.