A las puertas de un nuevo acuerdo migratorio de la UE es importante recordar el impacto de la necropolítica en el control fronterizo y la externalización. La masacre de Melilla es un claro ejemplo de las prácticas que provocan violaciones graves de derechos humanos para las personas en movimiento.
El pasado mes de junio se conmemoraba el primer aniversario de una de las masacres más visibles y terribles que han acontecido en las fronteras europeas. estuvimos en Melilla recordando la masacre que tuvo lugar el 27 de junio de 2022.
Las prácticas políticas de externalización tuvieron un impacto letal en la vida de muchas personas: 77 víctimas desaparecidas y, al menos, 40 muertes confirmadas. Cientos de jóvenes que viven hoy en día con secuelas físicas y mentales por la violencia que sufrieron; y familias que sufren una tortura diaria por la muerte y desaparición de sus seres queridos.
Desgraciadamente la impunidad frente a la violencia en frontera se ha establecido y está permitiendo que los Estados europeos sigan avanzando hacia políticas que van a permitir el aumento de las violaciones de derechos humanos en las fronteras.
La Unión Europea celebra en Granada un encuentro con postulados migratorios para seguir afianzando en la externalización y en sus acuerdos con países terceros, en el camino hacia una mayor militarización de los espacios fronterizos. Propuestas que atacan de forma directa el derecho de asilo y ponen en el debate la criminalización de las defensoras de personas migrantes.
Sabemos que vendrán tiempos aún más difíciles, por eso hoy también queremos recordar que hay un movimiento de personas, familias y organizaciones que seguirán defendiendo la vida cada día, tejiendo redes de resistencia, como las que se generaron el 24J en la ciudad de Melilla.
Te invitamos a ver el vídeo resumen de aquel 24J que tiene que servir, ahora más que nunca, para indicarnos a dónde nos llevan las necropolíticas, pero también para reforzar nuestra capacidad de seguir trabajando contra la violencia.